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Expulsados

Y llegó el día cuando las máquinas tomaron el control del planeta. Entonces el ser humano se volvió algo innecesario, primero, y peligroso después. Los entes surgidos gracias a la tecnología vanguardista y controlados por los métodos de la nanotecnología fueron capaces de generar orden. Tamaña reducción del caos y la incertidumbre se estimó como inmensa ganancia. Cuidar el nuevo estado de cosas pasaba por deshacerse del principal enemigo: la raza humana, un conjunto de seres con fecha de caducidad, inteligencia finita y saturados de caprichos, prejuicios y traumas no superados. La robótica ofrecía mejores garantías para el cultivo de la tierra y la preservación animal. Así comenzó a nivel mundial el derrumbe de los palacios de gobierno, las sedes parlamentarias, los tribunales de justicia, los colegios y universidades, los templos, mezquitas y sinagogas. En los 54 países del continente africano se instalaron sendas pistas de despegue. Los vuelos se programaron cada 15 minutos con una capacidad de expulsar fuera de la atmósfera a 100 millones de humanos por día. No hubo cómo ni dónde esconderse: ni las selvas amazónicas, ni las arenas del desierto ni los hielos polares sirvieron como escondites para quienes se negaban a emigrar. Las máquinas salieron para vencer. Y lo lograron: detectaban la presencia humana fuera donde fuera con un margen de error igual a cero. Y por eso ahora estoy en esta fila. Mi esposa me toma la mano en silencio. Nuestra hija menor juega con su peluche. Y a corta distancia oigo a mi adolescente preguntar: “mamá, ¿dónde estaremos mañana?”

Comentarios

  1. Muy conmovedor el relato Franz. Todo puede ocurrir , el ser humano parece estar descalificado.

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  2. La inverosimilidad se mezcla con la realidad, causando un resultado que me causa una puntada en el corazón y levantar una ceja a la vez.

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