Damas y caballeros,
hoy se baja el telón de estos "Cuentos sin gloria". Tal cual. Es hora de cerrar el boliche.
Vayan, pues, mis primeras palabras para agradecer a quienes durante estos dos años (y unos pocos días) hicieron gala de gran paciencia al recibir y leer estas pequeñas historias tan ordinarias como la vida misma.
Este blog fue mi escuela (diminuta e imperfecta, pero mi escuela). Aquí me equivoqué muchas veces y en algunas oportunidades, acerté.
Sin ustedes esto habría sido algo desabrido. Fueron sus reacciones (pacíficas, furiosas, amables, enérgicas a ratos, mas nunca violentas) las que me alentaron y corrigieron. Desde los honestos e insobornables consejos de mi amada esposa (Franz, ¡¿pero qué cosa es esto?!) hasta los interesados comentarios de un estudiante desesperado por aprobar un curso (¡maravilloso, profesor!), todo fue bueno en su tiempo.
Ya lo dijo miles de años atrás el sabio autor del Eclesiastés, "no hay fin de escribir muchos libros". Sí, he ahí una verdad indesmentible: en ocasiones vale más el silencio.
Dejaré este blog hasta cuando el ciberespacio permita su libre circulación. No sé si a partir de mañana convendrá visitarlo como un museo, como la fotografía de un instante o como las ruinas de un pueblo abandonado. En fin.
Me despido con alegría. Me voy feliz. De veras. Dios ha vuelto a mostrarme su eterno favor al permitirme esquivar los tomates. ¡Gracias, Señor! (Lutero tenía razón: heme aquí, ¡sin mérito alguno y sólo por gracia!)
Seguiré escribiendo. Debo hacerlo. Es mi trabajo. En mi escritorio me esperan borradores de demandas, querellas y recursos judiciales que tengo que redactar y presentar pronto en tribunales. A eso se le suman las decenas de correos electrónicos que reclaman una respuesta desde hace días. Y, sí, también me empeñaré a darle forma y contenido a un par de libros que tengo entre la mente y la punta de los dedos.
Alabo a ese Dios que, en el principio, creó los cielos y la tierra con la potencia de su palabra. El mismo que luego pasó a ser palabra encarnada en las sandalias de Jesús de Nazaret. Sí, le alabo por regalarnos cada amanecer buenas razones para escribir y una lengua materna para expresar lo que pensamos y sentimos.
¡Hasta siempre!
Siento que perdamos de leerte en este blog. Entiendo tus razones y espero que las "inhóspitas" páginas legales, no opaquen ni impidan el desarrollo de tu innegable talento. Muchas gracias!!!!
ResponderBorrarNoooooo Porf ' a SIGA Ud Cumpa... Please do NOT stop!
ResponderBorrarAl año, todavía... porfa cumpa...siga...¡aunque uno por semana! La pega siempre estará para que escribas oficios. Tu oficio aquí...muy apreciado
Borrar