* “Dicen que dijo y que muchos lo oyeron”, se asegura en el informe de media página. Como respaldos se adjuntan algunas impresiones captadas de la mensajería de WhatsApp (“se supone que ese sería su número”), un video tomado por alguien con su móvil (“mírelo, ahí se lo ve sumergido entre la multitud: ese que está de espaldas se parece mucho a él”) y un par de fotografías subidas al Instagram desde una cuenta que -por razones de seguridad- opera de forma anónima. “¿Hay algo más en su contra?”, pregunta el jefe esa mañana a su mejor informante antes de zanjar la suerte de su empleado. “Sí, señor”, le responde el portero del edificio. “La abuelita del kiosco escuchó unos días atrás hablar a dos clientes suyos que decían haber visto a un hombre parecido al Soto diciendo eso mismo”. Sin más, el gerente se convence. “Sí, tiene que haber sido Soto”. Acto seguido firma su desvinculación. ** “¡Señoría, buenas noches! ¡Y disculpe la hora, por favor!”, dice sobresaltada la fiscal desde su c
Historias corrientes que pueden estar sucediendo en este preciso momento en cualquier lugar del mundo.